Eran tiempos difíciles para la política, aquellos de
1937. Se iba diluyendo el gobierno de Agustín P. Justo, iba viendo el final de
sus días en una Argentina de pactos y disidencias, de sobornos y de
enfrentamientos mortales. Sin embargo, La Concordancia, esa alianza política
argentina formada en 1931 por el Partido Demócrata Nacional, la Unión Cívica
Radical Antipersonalista y el Partido Socialista Independiente, ocupaba todo su
tiempo en intentar seguir gobernando el país, esta vez con su nuevo candidato, Roberto M. Ortiz.
Fue
precisamente Agustín P. Justo quien organizó La Concordancia para sostener su
candidatura a presidente en el año 1931, apoyado por la dictadura de José Feliz
Uriburu. También organizó la proscripción de los candidatos de la Unión Cívica
Radical, el uso del fraude electoral masivo y la violencia política
sistemática.
Pese
al desprestigio de Marcelo T. de Alvear, éste representaba el principal
obstáculo a la continuidad de La Concordancia. Junto con el santafesino Enrique
Mosca, ambos radicales, éste último gobernador de Santa Fé entre los años 1920
a 1924, recorrían el país asegurando que ni siquiera el fraude podría
detenerlos. Ambos eran candidatos a Presidente y vicepresidente,
respectivamente, como alternativa a La
Concordancia de Ortiz.
Las
elecciones se realizaron el 5 de septiembre de 1937, en las cuales los
incidentes con muertos y heridos y la intervención policial contra fiscales de
la oposición fueron frecuentes. Varias provincias estaban intervenidas, entre
ellas Catamarca, al frente de la cual Justo había colocado al ultranacionalista
y filonazi Gustavo Martínez Suviría. Aun así, la victoria fue para los
radicales en la ciudad de Buenos Aires, Córdoba, La Rioja y Tucumán pero las
cruciales provincias de Buenos Aires, Mendoza y Santa Fé quedaron en manos de
La Concordancia, que consagró a Ortiz como presidente y a Ramón Castillo como
vice.
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Francisco Paparatto |
Francisco,
aquel inmigrante italiano llegado a estas tierras en 1920, buscando trabajo y siguiendo los
pasos de su familia, fue testigo de
todos estos hechos. Su relato sobre los mismos fueron como un libro con final abierto
y aportaron esa visión distinta, la de un hombre sencillo detrás del volante de
un taxi, que recorría Buenos Aires y se empapaba de su cruda realidad. Al ritmo de un tango melancólico, se abría
paso a través de una Avenida Corrientes desvelada, entre luces de Neón y una
marabunta de peatones apurados. La mítica Avenida que había comenzado a
ensancharse en 1931 vio concluido su nuevo aspecto en 1936. Francisco, aquel italiano
devenido en porteño presenciaba como Buenos Aires se jugaba su futuro en unas
urnas teñidas de fraude.
Ortiz asume la
presidencia.
Roberto Marcelino Ortiz, asumió como presidente de
la República Argentina el 20 de febrero de
1938 con cincuenta y dos años.
Fue el primer civil en ocho años en revestir la
banda presidencial. La fórmula Ortiz-Castillo consiguió 1.100.000 votos y la
formada por Alvear-Mosca 815.000. Estos resultados fueron la evidencia de lo
que se conoce como “El fraude patriótico”, así lo describió Federico Pinedo,
años después: “los procedimientos que se usaron en estos comicios hace
imposible catalogar estas elecciones entre las mejores ni entre las buenas ni
entre las regulares que hubo en este país”. La violencia en torno a los comicios fue tal
matones armados impedían votar a los que se conocían como simpatizantes
opositores, mientras que a aquellos que
no se conocían sus preferencias se les obligaba a “cantar” el voto. En
algunos comicios, se interrumpía el acto antes de la hora de finalización y se
producía muchas veces “vuelco de urnas”, transgrediendo el resultado de los
cómputos. La policía no estuvo ajena a estas maniobras fraudulentas, que llegó
a cobrar algunas vidas.
En
términos económicos, cuando Ortiz asume la presidencia, la crisis ya había disminuido, había un peso fuerte (el
dólar estaba a 3.80 pesos), la desocupación iba en baja y la industrialización
aumentaba. Ortiz continuó con obras que se iniciaron con la gestión de Justo:
la construcción de la Avenida General Paz y una ruta a Mar del Plata entre
otras.
Ortiz Intentó sin éxito impulsar reformas que
permitiesen establecer un régimen democrático, quiso desmantelar el aparato
montado por Agustín P. Justo. Hijo de padres españoles, ex estudiante de la
Universidad de Buenos Aires en la cual se recibió como abogado en 1909 y
miembro del partido Radical hasta 1925, de la cual se separó para formar con
otros radicales la Unión Cívica Radical Antipersonalista. Ortiz formó parte de
la Unión Cívica Radical que cuestionó a Marcelo T. de Alvear por sus actitudes
autoritarias.
Durante
su gobierno se realizaron reformas en la administración de la justicia y la
enseñanza y cultura en general. Se llevó a cabo con la adhesión de todo el país
y América, la conmemoración del
cincuentenario de la muerte de Sarmiento, se creó la Universidad Nacional de
Cuyo, la Comisión de Ayuda Escolar, la comisión Nacional de Museos, monumentos
y lugares históricos y el Museo Histórico Sarmiento. Ortiz estaba decidido a
encarar una política destinada a terminar con el fraude y la corrupción
política que caracterizaron a la Década Infame por lo que intervino algunas
provincias en las que se había viciado la validez de los comicios.
En 1938, en la ciudad de Lima, se
reunió La Conferencia Panamericana en la cual se debatió la política a seguir
en caso de una eventual guerra europea. En esa reunión triunfó la tesis
argentina sostenida por nuestro canciller José María Cantilo en favor de la
neutralidad. Al estallar la guerra, al año siguiente, el país mantuvo su
posición neutralista en otro Congreso realizado en Paraná.
1939. La Segunda
Guerra Mundial.
Había comenzado la madre de todas las guerras, la más
importante del siglo XX, donde perecieron varias decenas de millones de
personas. La primera guerra en la que hubo más bajas civiles que militares. Comunidades
enteras, como los judíos europeos, fueron exterminados en campos de
concentración Nazis. La Segunda Guerra Mundial fue un conflicto entre
ideologías y sistemas políticos y
económicos diferentes: el fascismo contra la democracia. El peligro fascista
provocó una extraña alianza entre los países democráticos (Inglaterra, EEUU) y
la URSS comunista.
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Inicio de la Segunda Guerra Mundial: invasión a Polonia. |
Francisco, lejos de aquella Europa en
guerra, fuera del alcance del fascismo de Benito Mussolini, no podía dejar de
pensar sin embargo en sus padres y amigos, los que había dejado en su Italia
Natal. Sus días de felicidad en aquella bohemia y siempre cambiante Buenos Aires
se volvían amargos con cada noticia sobre los avances de la guerra. La
incertidumbre sobre el bienestar de su familia le arrugaba el corazón y le
dejaba un nudo en la garganta difícil de digerir. En su taxi atravesaba las calles porteñas en
busca de pasajeros. Un tango sonaba en la radio, acompañaba a Francisco en su paso por esa ciudad
infinita. La Guerra, pensó, ese maldito invento del ser humano para conquistar
a otros le lastimaba el alma aún sin verla de cerca.
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Ana Ragadalli, mujer de Francisco |
El nuevo hogar de Francisco y Ana sería una vieja casa en Lavalleja y Gascón,
Palermo viejo, en la capital de la provincia de Buenos Aires. En Noviembre del
mismo año nacía su primer hijo, Sabatino.
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Hitler y Mussolini instantes después de firmar el Pacto de Acero |
El 22 de mayo
de 1939, la Italia del Duce Benito Mussolini y la Alemania de Adolf Hitler firmaron
el Pacto de Acero, por el cual ambos países formaron una alianza
político-militar. Este sirvió posteriormente para intervenir en Francia y
Grecia en 1940. Cuando entraron al conflicto Francia y Reino Unido, Mussolini
decidió interrumpir dicho pacto. Un año después, con una Francia derrotada, El
Duche revalida el acuerdo que perdurará hasta 1943. El fascismo del siglo XX no
puede entenderse sin la figura de estos dos dictadores.
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Franco, dictador español, entregó a Hitler una lista con 6.000 nombres de ciudadanos judíos radicados en España para "colaborar" con la causa del asesino alemán. ¿O lo habrá hecho para que Hitler no invadiera España? |
Lisandro de La Torre
se quita la vida.
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Lisandro de La Torre |
El 5 de Enero de 1939, otro suceso trágico sacude a la sociedad
argentina. Se suicida Lisandro de La Torre. El que fuera fundador del Partido
Demócrata Progresista en 1893, diputado Nacional, candidato a la presidencia de
la República en dos oportunidades, además de Jurisconsulto, y escritor
argentino, dejó una carta a sus amigos para explicar que su decisión de debe al
hastío que le produce la degradación de la vida política. Lisandro de La Torre
era considerado como un modelo de ética en la política.
Mientras
tanto, Ortiz sigue dando pasos para cambiar las prácticas electorales. Decreta la intervención de la provincia de San
Juan luego de unas elecciones particularmente violentas, en las que ganan los
conservadores. El conservadurismo ya ve al presidente como su enemigo.
La
Segunda Guerra Mundial se deja sentir de cerca, el 13 de diciembre, cuando
cruceros británicos se enfrentan al acorazado alemán Graf Spee, el cual se
refugia en Montevideo y es dinamitado por su comandante. Sus 1039 tripulantes
llegan a Buenos Aires el 18 de diciembre. Su comandante, Hans Langsdorf, se
mata de un balazo poco después de llegar a la capital Argentina.
Raúl Escalabrini Ortiz, quien fuera
considerado junto con Arturo Jauretche, precursor del revisionismo histórico y
del pensamiento profundo en torno al “ser nacional”, además de periodista de La Nación, El Mundo y Noticias
Gráficas funda el diario Reconquista.
1940. Ortiz
interviene Buenos Aires.
Ya en 1940, Ortiz, en su búsqueda de un régimen
democrático, no duda en intervenir la Provincia de Buenos Aires, gobernada por
el célebre caudillo conservador ManuelFresco, luego de unas elecciones legislativas fraudulentas en febrero de ese
año, impidiendo la asunción como gobernador de Buenos Aires de Alberto Barceló.
Igual medida había adoptado al intervenir la provincia de Catamarca al
denunciarse irregularidades electorales que beneficiaban a los conservadores. Fresco había llegado al gobierno en 1935 y
desde su asunción había llevado a cabo, entre otras cosas, la creación de una
policía militarizada, la persecución a la oposición y la imposición de la
enseñanza religiosa en las escuelas. El gobernador imitaba el saludo fascista y
se manifestaba a favor de Hitler y Mussolini.
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Manuel Fresco |
Durante este período estalló
el denominado "escándalo de la venta de tierras del Palomar",
consistente en la denuncia de una venta de tierras destinadas a la ampliación
de la base militar ubicada en esa localidad de la Provincia de Buenos Aires por
un intermediario, a precio sobrevaluado a fin de que los beneficios, una vez
pagados los verdaderos propietarios, fueran repartidos entre funcionarios del
Ministerio de Guerra. La suma había sido aprobada en el presupuesto del
Ministerio de Guerra por el Congreso, previo pago de sumas de dinero a
diputados radicales y al presidente de la Cámara de Diputados y de la Comisión
de Presupuesto. Esta denuncia fue fogoneada por el senador conservador, Benjamín Villafañe, y descubierta por el
ex gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Manuel Fresco, quien actuaba movido por el rencor como consecuencia
de la intervención decretada por Ortiz a su gobierno. La denuncia ponía en tela
de juicio la política moralizadora de Ortiz, pues éste había firmado el decreto
autorizando concretar la operación de compra de las tierras a petición del
Ministro de Guerra, el general Carlos
Márquez.
Esta
denuncia en su contra, impulsada por Villafañe mas la muerte de su mujer, con
la que tuvo tres hijos, en abril de 1940
dinamitaron la moral del presidente y se mantuvo recluido en su departamento varias semanas.
Su salud empezó entonces a caer en un pozo. El 20 de Junio fue a un acto por el
recién instaurado Día de la Bandera y contrajo una fuerte gripe, que junto a su
diabetes, la que padecía desde antes de asumir en su cargo, lo obligaron a
tomarse una licencia. Esta enfermedad lo dejaría totalmente ciego tiempo
después. Ramón Castillo asumía en forma
provisional la presidencia. El negociado en la venta de los terrenos hizo que
Ortiz presentara su renuncia desde su domicilio, en agosto de 1940. No
obstante, La Legislatura rechazó la renuncia con un aplastante 170 a 1. El
único voto a favor fue del senador Matías Sánchez Sorondo.
Afectado
por la diabetes, renuncia Ortiz.
En febrero
de 1941, Ortiz, en cama, publica un manifiesto en el que afirma su
postura en contra del fraude y sostiene las posibilidades de reasumir en sus
funciones. Ante esto, una comisión formada por el Senado evalúa el estado de
salud de Ortiz con resultados negativos y
decide que no puede reasumir la presidencia en su estado. En el comienzo del verano del 41, Estados
Unidos, a través de su Departamento de Estado, envía a la Argentina al
prestigioso oftalmólogo español Ramón Castroviejo para que evaluara la salud
del presidente. Estados Unidos estaba interesado en que Ortiz retomara en sus
funciones ya que no estaba de acuerdo con el neutralismo de Castillo. El
oculista español llegó al país en mayo, tiempo después llegó a la conclusión de
que su enfermedad era irreversible y fue así como en Junio de 1941 Ortiz
presentó su renuncia a la primera magistratura. Un año después, el 15 de Julio de 1942, el presidente
moría a causa de una afección cardíaca. Su muerte, junto a la de Marcelo T. de
Alvear también en 1942 y la de Agustín P. Justo en 1943, marcaría un fuerte vacío en la
política argentina.
Ramón
Castillo, derrocado por el ejército.
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Ramón Castillo |
Ramón Castillo gobernó el país, entonces, hasta 1943 pero es en 1942 cuando con sus
decisiones marcaría su destino final. Su posición de neutralidad ante la Guerra
europea convirtió en indeseable al país frente a los vecinos latinoamericanos
que dependían económicamente de Estados Unidos. Comenzó así a deteriorarse la
relación comercial con estos países hasta llegar casi a un punto muerto. Pero
la situación se agravó aún mas con la declaración de Guerra de Brasil en agosto
de ese año y frente a este hecho, ciertas autoridades militares comenzaron a
recomendar al gobierno una conciliación con Estados Unidos. Lo más grave fueron
la falta de combustibles y productos industriales como consecuencia de las
regulaciones comerciales impuestas por el Departamento de Estado del país
norteamericano. A mediados de 1942 comenzaron
a notarse sus consecuencias sobre la actividad económica y el nivel de
vida de la población argentina con el aumento de los precios de los artículos
importados, la escasez de papel que obligó a las empresas periodísticas a
reducir el tamaño de sus diarios y la falta de combustible que afectó a los
hogares y los locales de oficinas.
Pero
Castillo no varió su actitud. Cuando en Septiembre, La Cámara de Diputados
argentina adoptó una moción de ruptura
en las relaciones con los países del Eje (Alemania, Italia y Japón,
quienes firmaron un pacto tripartito en la Segunda Guerra Mundial), el
presidente sostuvo que las relaciones exteriores de la República competen al
Poder Ejecutivo. Argentina seguía manteniendo su neutralidad a pesar de que sus
buques, con bandera nacional, Victoria y Río Tercero, que transportaban
suministros a EEUU e Inglaterra fueran atacados por submarinos alemanes.
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Buque Victoria en uno de susviajes a Europa |
Al
mismo tiempo es descubierta una red de espionaje alemana en La Plata, capital
de la Provincia de Buenos Aires, que informaba sobre los embarques de alimentos
a Gran Bretaña.
Debido
a los embarques de alimentos hacia su país, los ingleses eran mas tolerantes
con la Política Internacional argentina y su neutralidad en el conflicto ya que
sabían que dependían de Argentina para subsistir. Lo que irritaba a Washington
era la falta de sumisión y apoyo político a todas las iniciativas que surgieran
de la Casa Blanca. Por sugerencia de Washington se realiza en Junio de 1942 un
oscurecimiento que crea un ambiente de guerra y temor, al quedar la ciudad en
tinieblas. Para colmo, el invierno de este año, pasó a la historia como uno de
los más crudos de la historia.
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Construcción de Avenida General Paz a la altura de Av. Rivadavia |
La
Convención de La Concordancia conservadora-antipersonalista que lanzaría la
candidatura de Robustiano Patrón Costas debía reunirse el 4 de junio de 1943, fecha en la que estalló la
revolución encabezada por el general Arturo Rawson.
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El Gral Rawson y el Gral. Ramírez luego del Golpe de Estado a Castillo |
La candidatura de Patrón
Costas representaba el fraude y la corrupción de los años 30, motivo que
desencadenó la intervención del ejército.
El
derrocamiento de Castillo contó también con el apoyo de los Radicales y de
Estados Unidos que presionaba para que Argentina tomara una postura mas clara
con respecto a la guerra. Durante 1942, Estados Unidos había lanzado una
campaña que calificaba al gobierno argentino de fascista y favorable al Eje. Las
acusaciones se basaban en las subvenciones que la embajada alemana otorgara a
sectores de la prensa argentina y a los tratos de Argentina con algunas firmas
alemanas. En aquellos años circulaban rumores de una inminente invasión desde
Brasil lo mismo que un proyecto de invasión de Comodoro Rivadavia por marines
norteamericanos.
Juan
Domingo Perón y el GOU.
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Juan Domingo Perón |
El
ejército, convencido de la necesidad del golpe estaba dividido acerca de que
actitud tomar después. Una facción, la de mayor número y jerarquía se inclinaba
por un gobierno de coalición de tendencia liberal, como Ortiz, y un
acercamiento a los norteamericanos. Otra facción, integrada por nacionalistas,
optaban por resistir la presión norteamericana y conservar la neutralidad,
armar a La Nación. Dentro de este grupo operaba el GOU (Grupo de Oficiales Unidos), una logia compuesta por oficiales
relativamente jóvenes en la mitad de la jerarquía castrense. Este organismo,
creado en 1943 se reunía en secreto y sus objetivos nunca fueron claramente
dilucidados.
Sus ideas predominantes eran el anticomunismo y la soberanía
económica. Formaban el grupo tres coroneles en actividad: Miguel Montes, JuanDomingo Perón y Emilio Ramírez, unos trece tenientes coroneles, dos o
tres mayores y un capitán.
La
división del ejército era evidente y sólo el prestigio del General Rawson logró
unir a los sectores del mismo más la Marina para derrocar a Castillo. Al asumir
Rawson formó un gabinete heterogéneo y en su mayoría civil que no conformó a
nadie. A los tres días del golpe, Rawson
fue depuesto. A las 3:35 hs. de la madrugada del miércoles 7 de junio, el
General Rawson se dirigió a las fuerzas Armadas en un comunicado, haciéndoles
saber que por diferencias en la Constitución del Gabinete, presentaba su
renuncia. El General Pedro Ramírez, Ministro de Guerra de Castillo asumió el
mando. Su nombramiento fue bien recibido en Washington mientras aumentaba la
inquietud en la embajada alemana en Buenos Aires. Sin embargo, la política
seguida por Ramírez contradijo esas expectativas. La experiencia del General
Ramírez fue más prolongada que la de su precursor, pero en todo caso fugaz, ya
que debió renunciar el 24 de febrero de 1944.
Por
el año 1943, Francisco, ya tenía otra
hija, Mariana, nacida el 18 de abril de 1941, quien muchos años mas tarde se
convertiría en madre de quien ahora escribe estas líneas.
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Mariana y Sabatino, hijos de Francisco |
Francisco seguía
conduciendo su taxi, no el mismo claro, el paso de los años lo obligaban a
modernizarse, al igual que Buenos Aires. Ahora conducía un enorme y flamante Ford
Plymouth del ´41.
Aquella ciudad
porteña, la que lo había cobijado en 1920, había cambiado mucho su aspecto.
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Publicidad Ford Plymouth 1941 |
El
crudo invierno de 1942 y la escasez de combustibles como castigo por parte de
los norteamericanos por la neutralidad adoptada
por Argentina en la Segunda Guerra Mundial habían hecho que Francisco no la pasara tan bien como en años anteriores. La Batalla
de Leningrado la vivió como toda la sociedad argentina: apasionadamente. Pero
él, siendo italiano, con un gusto amargo por ver a su querida Italia, del bando
equivocado. Se alegraba, sin embargo, por haber subido a aquel barco que lo
llevaría muy lejos de la crisis y la posterior guerra europea.
Se
encontraba ahora en el país que se consideró desde 1880 hasta 1930, el granero
del mundo, ya que enviaba alimentos a una Europa quebrada gracias a su
producción agropecuaria, riquezas que volvieron al país convertidas en divisas,
y crearon una atmósfera de fastuosidad y lujo, para el sustento de una “belle
époque” que disfrutaban, por lo general, las clases dominantes de la sociedad. Pero esos años, se habían terminado, la
postura de neutralidad por parte del gobierno argentino ante el mayor conflicto
bélico de todos los tiempos le estaba pasando factura.
Francisco
nunca perteneció a esas clases dominantes, pero vivía de ellas, los
transportaba en su taxi, con la experiencia de muchos años detrás de ese volante,
moviéndose por la ciudad porteña con habilidad, veloz, para captar al próximo
pasajero.
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Taxi Ford Plymouth 1941 |
Francisco pudo ser un desconocido para la mayoría, un actor de
reparto en la convulsionada historia argentina de aquellos años, pero es
indudable, que sus relatos, sus vivencias, lo convirtieron en un testigo
privilegiado, una pieza mas del engranaje que movía a la frenética Reina del
Plata.
Buenos
Aires, siempre inquieta, misteriosa, divertida y deslumbrante, en una de sus
caras, pero gris, impenetrable y peligrosa en la otra. No pasa inadvertida. Quien
la conoce no la olvida, la amas o la
odias pero jamás la olvidas.
La tarde
caía de prisa en aquel invierno. El viejo empedrado de las calles de La Boca
lucían mojados por la leve llovizna, el suave bambolear de los barcos amarrados
frente a las cantinas parecían bailar al ritmo del oleaje. Rostros sin forma se
percibían detrás de los vidrios empañados de aquel bar que rompía el silencio
de la rivera con los ahogados quiebres de un melancólico bandoneón.
Francisco salió del bar, tras un breve
descanso de su jornada laboral, enfundado en un grueso chaquetón negro de
solapa hasta las orejas, intentaba protegerse, en vano, de las inclemencias del
frío que le cortaban la respiración.
Sube
rápido a su taxi, fiel amigo inseparable, no sin antes echar un vistazo al
enorme Riachuelo, como intentando buscar algo en el horizonte, algo que dejó
hace mucho tiempo atrás y anhelaba con ansias. Francisco volvía a casa, en el barrio de Palermo Viejo, junto a su
familia, a descansar de un día largo. Buenos Aires no lo hará. Nunca descansa la Reina del Plata por si algún alma errante la quiere caminar.